Cuando hablamos de la Reforma Agraria
que necesita el Paraguay siempre ponemos un ingrediente de ella: el crédito
para poderse sostener el campesino durante el crecimiento de su cosecha, crédito
que también le ayudaría en caso de un desastre.
Ambas cosas no son de extrañar porque en
una Reforma Agraria Integral, tanto el campesino como el Estado forman una
entidad y a los dos les conviene tener éxito.
Pero, en el Paraguay no existe una Reforma
Agraria y entonces ocurren casos como la actual siembra de chía.
El Ministro de Agricultura con una
cierta inconsciencia o desconocimiento o apostando con ligereza por
un mercado externo que, por cierto, no está en sus manos el dominarlo, aconsejó
a pequeños productores de diversos departamentos a que sembraran chía por el
buen precio internacional que tenía este producto.
Y los pequeños productores le creyeron y
sembraron chía.
Lamentablemente el precio internacional de
la chía bajó hasta una cuarta parte de lo que se pensaba. Y hoy esos campesinos
están en la ruina y con el peligro de perder sus tierras al no poder devolver
las deudas.
El Ministerio con Hacienda y el Gobierno
se niegan a darle la ayuda que necesitan. Y llevan ya varias semanas cerrando
las rutas y denunciando este abandono del que también tiene parte de culpa el
Ministro.
Paralelamente hace meses se dio un
millonario subsidio en dólares a las empresas de colectivos del Área
Metropolita y hace días a los accionistas de la azucarera de Iturbe, pero se
les niega estos pequeños productores.
En el fondo en problemas como
este de la chía aumenta la sospecha de que este gobierno no es del Pueblo, para
el Pueblo y con el Pueblo. Es de la oligarquía sojera, ganadera y
multinacionales. Algunos dicen que también de la mafia. Si esto último fuera
verdad nos estaríamos acercando la situación de México.
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