Todos los años los miembros de la Compañía de Jesús nos reunimos en diciembre dos días para orar y
reflexionar sobre un tema importante.
En el 2014 hicimos algo especial. Jesuitas
y laicos que trabajan en obras de la Compañía nos citamos dos días para ver cómo en adelante pudiéramos trabajar más
unidos por el Reino de Dios.
Era hacer realidad la aspiración de Víctor
Codina S.J. en su artículo sobre la Reforma de la Iglesia. ”Promoción del
laicado de su formación y de sus
ministerios, dándoles plena confianza y autonomía, escuchándoles y asesorándose
de ellos en temas de su competencia como pueden ser matrimonio y familia,
economía, ciencia, política, cultura etc…”.
No se trataba de aumentar la
colaboración laical por aquello de que solos los jesuitas no somos suficientes para todo aquello que ya hacemos o queremos hacer.
Es algo mucho mejor. Tejer verdaderas
comunidades de trabajo en las que grupos de cristianos, unos laicos y otros religiosos y religiosas, dentro de
obras por el Reino de Dios, trabajáramos juntos, sin perder cada uno su
identidad y aportando aquello para lo que cada uno esta más preparado.
Por supuesto que esto significa el
comienzo de un proceso, que puede ser largo y que contempla una formación
espiritual y de otras materias que nos hagan más iguales.
Inclusive algo más, que ya existe, el que no
necesariamente una obra de jesuitas
tenga que ser dirigida por un jesuita y que haya jesuitas que tengan como
directores, de la obra de la Compañía de Jesús donde trabajan, a laicos.
Es como un viento fresco nuevo que entra
en la Iglesia institución. Es el fin de ese clericalismo tan metido en
sacerdotes, religiosos y laicos, que tanto daño nos está haciendo.
Repito, es el inicio de un largo
proceso que llegará tanto más lejos, cuanto mayor sea nuestro seguimiento de Jesús.
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