El año 2014 ha sido un año
negativo para el campesinado.
Diariamente han estado en los MCS y
cuando lo ocultaban, su ausencia provocada también ha influido.
Por una parte los MCS, siempre
que pudieron, ignoraron las manifestaciones campesinas. Y, si hablaban
de ellas, fue para marcar “el desastre en el tráfico que provocaron”. Como si
el tráfico ordenado no tuviera excepciones o la libertad de expresión debiera
de someterse siempre a él.
Por otra, y más frecuentemente, no han
tenido empacho los MCS es mostrar a las fuerzas públicas y militares
defendiendo los sojales frente a intentos de invasiones campesinas.
Tampoco en insistir en los frecuentes
allanamientos con el consiguiente destrozo no solamente de las casas de hule
sino de los enseres todos de esas familias.
Y, por supuesto los asesinatos de
campesinos por sicarios o militares y policías (admiten luego que se
equivocaron) salen un día, pero no se le hace el seguimiento para forzar su
esclarecimiento.
Y en cuanto a solucionar casos como
el de Marina Kue a nivel de la tierra o del juicio oral, ninguno de los tres
poderes se ha ocupado de solucionarlo.
Resumiendo, en el 2014 los campesinos
fueron olvidados por este gobierno, golpeados, expulsados por el miedo a las
fumigaciones, la policía y los militares. Luego, los bañados y
asentamientos son los únicos refugios que encontraron.
¿Cambiará todo esto en el 2015?
Mucho me temo que no.
Y descaradamente entre el bien del
campesinado empobrecido paraguayo y los sojeros y ganaderos con el 80% de
las tierras, el gobierno prefiere a estos últimos.
A pesar de tantos ataques en
el año pasado, el campesinado conserva un valor inestimable,
precisamente nacido de todo lo que está soportando: es la organización de organizaciones
con más fuerza y más espíritu real de cambio.
Título del articulo de mañana 31: “El
año viejo se va”.
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