Ya es hora de que unánimemente reaccione toda la ciudadanía sobre hechos como los ocurridos últimamente.
La violencia instalada en la familia tiene un ejecutor; el macho que trae la plata para el sustento. Fuerza física y economía juntas. Ambas juntas, semilla de abusos.
Son miles las mujeres que sufren todo tipo de maltratos de sus parejas: físico, verbales, psicológicos. Primera larga estación de su Via-Crucis.
Aguantan años en silencio, pero un día no pueden más y huyen a una comisaría. Allí la segunda estación. En ocasiones se han reído y burlado de ella. No le quieren recibir la denuncia o simplemente la acusan de culpable. “Si esto le sucede, por algo será.”
Desde la comisaría, al volver a casa, recibe el maltrato doblemente. Si se va con una familiar, el hombre no la deja tranquila y la ronda para “recatarla”. Y si va a un albergue, es sólo un tiempo. Y, luego. ¿qué futuro tiene?.
Y aquí recomienza el Via Crucis. Se obliga al violento a que pague una pensión para manutención. Cumple una, dos o tres veces, luego, lo deja de hacer, la autoridad se olvida y la mujer se queda sin nada.
Y al final: una mujer sola con varios hijos y sin apoyo. Posiblemente se una a otro hombre para subsistir, algunas no viven mucho, acaban asesinadas.
Una triste historia, que no debe repetirse
La violencia instalada en la familia tiene un ejecutor; el macho que trae la plata para el sustento. Fuerza física y economía juntas. Ambas juntas, semilla de abusos.
Son miles las mujeres que sufren todo tipo de maltratos de sus parejas: físico, verbales, psicológicos. Primera larga estación de su Via-Crucis.
Aguantan años en silencio, pero un día no pueden más y huyen a una comisaría. Allí la segunda estación. En ocasiones se han reído y burlado de ella. No le quieren recibir la denuncia o simplemente la acusan de culpable. “Si esto le sucede, por algo será.”
Desde la comisaría, al volver a casa, recibe el maltrato doblemente. Si se va con una familiar, el hombre no la deja tranquila y la ronda para “recatarla”. Y si va a un albergue, es sólo un tiempo. Y, luego. ¿qué futuro tiene?.
Y aquí recomienza el Via Crucis. Se obliga al violento a que pague una pensión para manutención. Cumple una, dos o tres veces, luego, lo deja de hacer, la autoridad se olvida y la mujer se queda sin nada.
Y al final: una mujer sola con varios hijos y sin apoyo. Posiblemente se una a otro hombre para subsistir, algunas no viven mucho, acaban asesinadas.
Una triste historia, que no debe repetirse
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No sé si este viacrucis es ahora más numeroso que antes o si los medios de comunicación le adjudican más espacio, pero lo cierto es que es una lacra social con la que es muy difícil acabar. A veces pienso que aquellas que acaban asesinadas tienen la suerte de acabar su particular calvario, pero ellas no resucitarán a los tres días... Conozco muchos casos y todos execrables. ¿Qué podemos hacer? ¿Educar? ¿Cuántas morirán mientras pasan estas generaciones que requiere la educación? ¿Y el ejemplo que ven los educando, no educan también a la contra?
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