Aunque me siento ciudadano del mundo y habitante de una Madre Tierra Global, como todos tengo la necesidad ineludible de pertenecer a un trozo de tierra, donde habita un Pueblo con su historia pasada y presente y futura. El “mío”. Un Pueblo en el que algunos me quieren y otros no están de acuerdo, pero que con todos ellos he de coincidir en lo esencial, si queremos tener un horizonte de vida por delante.
He estado 40 días en una ciudad pequeña, pero muy bonita, de Andalucía, en España. He vivido con los ojos, los oídos y corazón bien abiertos para aprender. Y he visto la realidad de una crisis económica muy grande, causada por los bancos y entidades financieras, por el afán desmedido de tener cada día más cosas y que no ha sido bien conducida ni explicada por la clase política. Han descendido del cielo del primer mundo. Y el golpe ha sido muy fuerte. Los mejores de ellos están “indignados”.
He estado 40 días en una ciudad pequeña, pero muy bonita, de Andalucía, en España. He vivido con los ojos, los oídos y corazón bien abiertos para aprender. Y he visto la realidad de una crisis económica muy grande, causada por los bancos y entidades financieras, por el afán desmedido de tener cada día más cosas y que no ha sido bien conducida ni explicada por la clase política. Han descendido del cielo del primer mundo. Y el golpe ha sido muy fuerte. Los mejores de ellos están “indignados”.
Y, ahora, “vuelvo a casa”. Mi pregunta es “¿Cómo estamos?”. Y mi humilde petición es que me ayuden a comprenderlo. Y mi mayor convencimiento es que todos hemos de unirnos por encima de nuestras diferencias religiosas, políticas partidarias, culturales e ideológicas, para sacar adelante a nuestro Paraguay. Es la mejor herencia que podemos dejar a las generaciones futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario