Conozco toda la historia de los cuida coches.
En ocasiones son tan pesados como lo que limpian los cristales. A veces, son
exagerados en el cobro y cuando no están conformes con lo que se les da, saben
protestar.
Paralelamente existen otros a los que les puedes dar con toda confianza la llave para que te limpien el
coche y lo hacen perfectamente y con
total honestidad.
Por lo tanto lo primero que hemos de
decir que no todos son iguales. Una campaña sin altura profesional periodística
ha puesto injustamente a todos en entredicho. Y existe ahora la tendencia de
demonizarlos a todos prohibiéndoles el ejercicio de su trabajo.
Comencemos diciendo que son seres
humanos como nosotros. Con familia, pero sin otro trabajo. Con todo el derecho
de vivir, aunque sea una vida en una pobreza, que debe de acabar.
Por lo tanto antes d e reprimirlos y
considerarlos delincuentes a todos, hemos de estudiar su entorno.
Comprendo que en muchas ocasiones no
estén de buen humor. De una clase social muy cadenciada, cuidando coches se
ponen en relación con la clase alta que gasta lo que ellos no ven en toda su vida. El desconcierto de los
conciertos, con entradas de un millón los saca ciertamente quicio. ¿Por qué no
pedirles un cincuenta mil sin tienen tanto?. Pónganse en su lugar y verá que no
están tan falto de razón. La diferencia en plata dentro del Paraguay tiene sus
consecuencias que son graves.
Por todo esto pienso que habría que
ayudarles con una cierta “formación” que les diera una credencial para
ejercitar este trabajo, determinando un precio
fijo pero movible por las horas que lleve consigo y si es de día o de
noche. Que no cualquiera pueda ser guardacoches, pero que sea amplia la
admisión a este gremio y siempre libre de la corrupción partidaria en darlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario