Un porcentaje alto de
conciudadanos del Chaco en los
Departamentos de Villa Hayes y Boquerón están bajo el agua, que los inunda por
haberse desbordado el Pilcomayo.
Y quienes cada diez
años hemos sufrido estas inundaciones en
los Bañados , no podemos quedarnos indiferentes.
Es doloroso al despertarse
y poner los pies en el suelo, encontrar que el agua les llega a las rodillas.
Y, con el agua,
encontrar a todos los enseres mojados y el suelo y paredes llenos de barro y
alimañas. También no saber a donde ir y cuando, por fin, nos llevan a un lugar
seco de Asunción tener que soportar la discriminación de otros vecinos que nos
miran como invasores.
Y, todavía, en el Chaco todo esto es mayor y se sufre más por las
distancias en kilómetros de una casa a otra.
Repito: en los Bañados
de Asunción hemos reaccionado y
existe organizada una campaña de entrega
de víveres imperecederos, ropas, frazadas y
medicinas. Tal vez, no recojamos mucho porque somos pobres. Pero en cada
bolsa de medio kilo de arroz o remera que entregamos a nuestros hermanos del
Chaco va nuestro corazón.
Invitamos a los
conciudadanos de Asunción y ciudades del área metropolitana a que sean
generosos en dar. Y en dar no lo que sobra y está inservible. La solidaridad no es una ocasión de tirar lo
estropeado, es dar aquello que está en
buen estado y usamos y de lo que nos
privamos con generosidad por amor al hermano.
Pueden entregar sus donaciones en las capillas o iglesias o
directamente en Pastoral Social del
seminario metropolitano en la avenida Kubischek.
El que dice que
ama a Dios y no es solidario con sus
hermanos, es un mentiroso. Si no es capaz de amar al que ve, es mentira que ama
a Dios que no ve. Esto leemos en la primera carta de San Juan en el Nuevo
Testamento.
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