Lo que ha ocurrido el
jueves 12 de abril, cuando la Cámara de
Senadores cesó a siete delos nueve miembros dela Corte Suprema de Justicia por
hacer caducado ya su mandato y no querer irse, ha servido para que la ciudadanía exprese públicamente lo que ya conocía y de lo que estaba
profundamente estaba convencida: la justicia del como está en el Paraguay, no funciona.
Y no funciona por su
corrupción interna. La Justicia entre nosotros se compra y se vende como mercancía al
mejor postor. No es independiente de los
partidos políticos, que al tener la facultad d e nombrar a los principales
magistrados los tienen sometidos a su
politiquería.
La justicia además es morosa.
De cien causas, que entran, solamente llegan al final con sentencia ocho, las otras 92 se van poco a poco
abandonando por cansancio o desaparecen encajonadas. Los presos sin condena son
casi el 80% de la población penal. Y el amiguismo y los grupos cerrados sociales
o culturales cambian las sentencias a su favor.
La Justicia tal como se
da entre nosotros discrimina descaradamente a los pobres. Ellos no tienen plata
para comprar las sentencias y muchos abogados
abusan aumentando los millones de acuerdo a inventadas dificultades con que impresionan a los pobres.
La Coordinadora de
Abogados del Paraguay y Poder Ciudadano en Acción, con otras organizaciones,
han expresado todo esto mejor: “Es de interés dela ciudadanía general el mejoramiento del Sistema de Administración
de la Justicia, motivo por el que instamos a nuestros parlamentarios a ser
sensatos y exigentes en el requisito de capacidad, trayectoria y honorabilidad
que debe de caracterizar a los Ministros dela Corte Suprema de Justicia.
Pensemos todos juntos
en el Paraguay que anhela una justicia expeditiva, desburocratizada, humanizada
y sensible a los ciudadanos”.
¡Ojalá este sea el momento de crear una verdadera Justicia entre nosotros
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