Y no es de extrañar.
Todo golpe es un golpe a la democracia, y con el vuelven las sombras de los
regímenes que crea. La falta de justificación legal, la suplen con el uso de
la fuerza. Y en un golpe que va a durar poco tiempo, hay males todavía peores . Los que acumulan plata del
Estado tienen que darse prisa. Y las
consecuencias las va a pagar el Pueblo.
Concretamente el miedo ha aumentado con los dos mil despedidos. Con la excusa de
que sobraban los enviaron a sus casas. Pero , en muchos lugares fueron
sustituidos por personal partidario del nuevo gobierno golpista. Estos contratados partidarios han creado problemas de conciencia para funcionarios del Estado, algunos delos cuales
para no apoyar estas acciones de
corrupción a las que les obligaban sus jefes, han decidido renunciar a su
trabajo.
También el miedo a una
policía corrompida que se presenta más
fuerte y golpeadora. La criminilización
de la protesta ciudadana, allí donde
están más abandonados, se va volviendo insoportable entre los campesinos.
Por supuesto, miedo a
un futuro desgraciado como el de una vuelta a los 60 años de dictadura y transición. Eso significa
abandonar los sueños del nuevo
Paraguay y retrasaría por años la mejora
del Pueblo.
Y el resultado sería
negativo en dos direcciones. Negativo
porque cobraría vidas humanas delos mejores que no aceptarían ese estado de cosas. Negativo porque los más
débiles, que iban despertándose, volverían d e nuevo a sus casas hasta que vinieran
tiempos mejores.
Con el golpe se
incentivó el miedo. Por eso, una de las
tareas más importante ahora es fomentar una sana esperanza, bien fundamentada y
vivida en lo cotidiano de cada día
públicamente.
El “No tenemos miedo”
es una antigua canción de protesta de todos los pueblos que se cantó siempre
con alegría. Y nos llenó a todos de esperanza.
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