Después d e la victoria de Chávez en Venezuela me limito a copiar lo que
recibí escrito, antes de la elecciones, por Jean-Luc
Mélenchon e Ignacio Ramonet.
“Hugo Chávez es, sin duda, el jefe
de Estado más difamado en el mundo.
Un dirigente político debe ser
valorado por sus actos, no por los rumores vehiculados en su contra. La promesa
electoral de Chávez fue: trabajar en beneficio de los pobres, o sea –en aquel
entonces–, la mayoría de los venezolanos. Y cumplió su palabra.
Venezuela es un país muy rico, por
los fabulosos tesoros de su subsuelo, en particular sus hidrocarburos. Pero
casi todas esas riquezas estaban acaparadas por las elites políticas y las
empresas trasnacionales. Hasta 1999, el pueblo sólo recibía migajas. Más de la
mitad de los venezolanos vivía por debajo del umbral de pobreza (70.8 por
ciento en 1996).
Chávez detuvo la ofensiva neoliberal
y luego hizo que el Estado se
reapropiara los sectores estratégicos de la economía. Recuperó la soberanía
nacional.
El gobierno dedicó el 43.2 por ciento del presupuesto a las
políticas sociales. Resultado: la tasa de mortalidad infantil ha sido dividida
por dos. El analfabetismo, erradicado. El número de docentes, multiplicado por
cinco (de 65 mil a 350 mil). El país presenta el mejor coeficiente de Gini (que
mide la desigualdad) de América Latina.
En su informe de enero de 2012, la Cepal, un organismo de la ONU, establece que
Venezuela es el país suramericano que –junto con Ecuador–, entre 1996 y 2010,
ha logrado la mayor reducción de la tasa de pobreza. Finalmente, el instituto
estadunidense de sondeos Gallup ubica al país de Hugo Chávez como la sexta
nación más feliz del mundo”.
Al transmitir esto no digo que todo
sea perfecto, pero si sostengo que es mejor que otros muchos países del mundo. Chávez
ha merecido el ganar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario