Una cosa es que
cuando haya un juicio conozcamos la
condena para los culpables y otra que el Gobierno de ahora fuera
transparente y ayudara investigando
sobre la verdad de lo que ocurrió. Porque pareciera que se tuviera miedo
a investigar y no conocemos que se haga oficialmente ningún esfuerzo para decir a la ciudadanía lo que ocurrió ese
15 de junio en Curuguaty.
Y en esa vaciedad de
información se hacen cada vez mayores los rumores y con el tiempo estos se
agrandan y pueden desfigurar la objetividad.
Por una parte se le
echa toda la culpa a los campesinos. Por otra, a agentes encubiertos que
dispararon con potentes armas para provocar la masacre. Inclusive, se dice que desde el helicóptero se intervino.
Y vienen muchas
preguntas. Suponemos que se hizo la
autopsia a los cadáveres. ¿Qué tipos de
balas se emplearon?. Los campesinos no tienen fusiles sofisticados ni la
policía escopetas de caza.
Últimamente hay dos documentos que aumentan nuestro deseo de saber la verdad.
Una es el video
presentado por el Dr. Laino y reproducido por algún canal de TV comercial. Da
que pensar y puede servir par avanzar algo hacia la verdad.
Por otra parte sigue teniendo su importancia la conversación
tenida en
apresado. Fue a los comienzos de la balacera y da detalles interesantes.
La verdad es como el sol. No se puede ocultar con un
dedo. No se tapa con un olvido artificial fabricado para intereses
particulares. Con el tiempo todo se sabe. Y entonces nacen dos
responsabilidades. La del hecho en sí mismo. Y la de lo ocultaron.
No se debe de llegar a
unas elecciones ignorando la que fuera una masacre, que fue el principal
argumento para hacer el golpe
parlamentario express del viernes 22 de
junio.
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