Esta
ley define el Bien Vivir como el horizonte alternativo al capitalismo,
que nace en las cosmovisiones de los pueblos indígenas, campesinos, comunidades interculturales y afrobolivianas.
El desarrollo Integral es el conjunto de acciones económicas,
sociales, espirituales, materiales, culturales etc… que facilitan y
fortalecen el Bien Vivir de los Pueblos.
No se trata de un desarrollo de
tipo occidental que sólo mira el progreso. Sino un desarrollo de medidas que
culturalmente se adecuen a la realidad d
e los Pueblos con miras a formar una sociedad más equitativa, justa y
solidaria.
La
Tierra es considerada como sagrada. Alimenta y
reproduce a todos los seres
vivos, los ecosistemas, la biodiversidad, los individuos que la componen. Y en este
contexto se reconocen los Derechos de la Madre Tierra.
Agradezco
lo escrito sobre el tema por René Orellana y Diego Pacheco. Y su conclusión es
que esta Ley articula estos tres aspectos fundamentales. El
Desarrollo Integral y el Bien Vivir no son dos líneas paralelas, sino etapas de
un mismo camino. Pero esta articulación la realiza la Madre Tierra.
La
ley establece como diez condiciones para el Bien Vivir: el saber alimentarse,
el uso racional de energía, la
conservación del agua, la eliminación
del consumismo etc.. Y, en lo referente a la agricultura, prohíbe “ la
introducción, producción, uso,
liberación y comercialización de semilla genéticamente modificadas”.
Un
punto interesante de esta Ley: se establece la Autoridad Plurinacional para el Bien Vivir y la
Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra.
Expreso
someramente algunas ideas sobre esta Ley Marco de la Madre Tierra del país
hermano boliviano y me pregunto ¿Cuándo en el
Paraguay haremos algo similar dentro de nuestra cultura?.
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