Así
nos lo hicieron creer. Para la acusación
en el senado se inventaron algunos causales contra Lugo, que presentaron con recortes
de diarios, además de la masacre de
Curuguaty.
Han
pasado ya seis meses y, poco a poco, vamos descubriendo que el golpe fue,
ciertamente, para derrocar a Lugo pero, sobre todo, para complacer los intereses de los EE.UU.
Pareciera
que el país grande del Norte, agobiado
por la guerra de Irak y sus inacabables y negativas consecuencias, se olvidó un tiempo de América Latina.
Y,
dejándonos tranquilos, aquellas simientes que sembraron Sanmartin, Bolivar, O’Higgins, Belgrano etc.
de la “Patria Grande” comenzaron a germinar.
Y
su sorpresa fue grande cuando Nicaragua,
Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia Argentina y Paraguay formaban ya un grupo
compacto que, inclusive, tenía forma jurídica en la UNASUR.
Ahora
el Norte tenía que desmontarlo. Y la
diplomacia y presiones norteamericanas se pusieron a actuar.
Cuando
fue el golpe en Honduras, alguien lo
predijo: ”El segundo golpe va a ser en Paraguay”. Éramos los más débiles y la
oposición, que dominaba el Parlamento y
la Justicia estaba a las órdenes de
sojeros, ganaderos, empresarios y mafiosos que podían hacerlo.
El Norte,
sin duda, contribuyó a que todos quedaran contentos. El segundo partido
gobernaría diez meses complaciendo al ego de un vicepresidente; el primero tendría asegurada la candidatura
para volver al poder sin problemas de su
sospechoso candidato. Y los sojeros seguirían tranquilos.
Sin embargo, todos los que intervinieron en el
golpe quedaron denigrados ante la ciudadanía, inclusive un partido pequeño que
inconscientemente se metió en la aventura golpista votándola.
El
gobierno golpista intento seguir adelante como si nada hubiera pasado. Pero,
los países de la UNASUR y del MERCOSUR fueron claros. No comerciarían con el
gobierno que se había vendido al Norte, que quiere seguir sometiéndonos.
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