Lo
dije y me miraron asombrados.
En
los sueños alienantes del crak, en la frustración de no encontrar definitivamente trabajo, con un año 2.012 con
mala y poca alimentación y otro próximo que amenaza a ser peor, viviendo en una
casa que no lo es, cargado de malos
olores que vienen del basural de Cateura y de la cloacas familiares que corren
por las calles, cuando ha faltado el agua y la electricidad día por medio,
ahora cuando vienen los políticos que nos compran como si no fuéramos seres humanos conscientes,
cuando sólo escuchamos de ellos mentiras y más mentiras, cuando aquellos en que
confiábamos se dividieron y nos dejaron huérfanos………. decirles con mucha esperanza :“¡FELIZ NAVIDAD ¡” puede significar
dos cosas.
La
mayor tontería del mundo, en esas circunstancias adversas.
Y puede también significar las dos palabras
más revolucionarias del año. Puede significar que todo esto tan negativo, puede acabar, que está en nuestras manos
lograrlo, y que ya existimos los que nos comprometemos a que desaparezca.
En
ese grupo de personas estamos muchos que
gritamos, con mucha alegría y esperanza,
“¡FELIZ NAVIDAD!”.
Y
lo gritamos porque queremos de corazón una
Navidad diferente.
Por
supuesto que unos la entenderán mejor que otros en todo su sentido. Pero no
importa, a todos (amigos, compañeros, hermanos o nada, porque nada quieren
saber de mí) los llevo en el corazón siempre y más aún en este día.
“¡Que
todos seamos felices ¡”.
Y
deseo extender también este deseo de felicidad a todos lo que he conocido en el
extranjero y con los que tuvimos sueños comunes, que nos hacían “ciudadanos del
mundo”.
Antes
era América Latina la que sufría carencias económicas. Ahora, y por culpa del
sistema neoliberal, son ellos y nosotros. Estamos hermanados en el dolor. Pero,
queremos estar también hermanados en la
alegría. ¡Venceremos!
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