Dedico
estas líneas a los peregrinantes a Caacupé. Me alegraría también la leyeran
algunos no creyentes para que nos urgieran cumplir lo que queremos ser y hacer.
Es
hora de traducir al momento presente lo que significa el Reino de Dios. Esto se
hace iluminando, en comunidad con la
Palabra del Evangelio, lo que estamos viviendo.
Y
descubriremos que vivimos en el
Paraguay el gran pecado mortal de la desigualdad social entre un 5% de la
población y el 95% restante.
Esto
no desaparecerá con meras palabras. No
conozco ningún cambio social grande que no haya necesitado del impulso
organizado y comprometido de muchas personas.
Es
lo que el Paraguay necesita lo que consideramos como un Kairós. Ocasión
privilegiada de la vida en la que podemos, si nos unimos creyentes y no
creyentes, dar un paso decisivo hacia delante.
Para
hacer desaparecer el abismo de la desigualdad social, hay que impedir que
vuelvan los sesenta años de dictadura cruel y de transición corrupta, con las mismas personas que las
hicieron. No elijamos ni corruptos ni golpistas.
Para
hacer desaparecer el abismo de la desigualdad social se necesita
una política pública de impuestos, que haga posible el crecimiento
cualitativo en salud, educación y
trabajo del 35% de pobres del País.
Para
hacer desaparecer el abismo de la desigualdad social se necesita un Reforma
Agraria Integral que de un nuevo
ordenamiento al 45% de la población, que no vive en las ciudades.
Para
hacer desaparecer el abismo de la desigualdad social se necesita hacer un barrido
desde cero de la Justicia, borrando de ella todo lo que tiene de prevaricación,
partidismo político y grupos internos que la dominan.
Y
para que el cristiano esté presente en todo esto necesitamos un profundo cambio , personal y colectivo, de
mente y corazón. Esto se lo pedimos hoy a la Virgen en Caacupe.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPadre, tú y yo sabemos Quién es el único que puede cambiar mente y corazón. Saludos!
ResponderEliminarPa'í querido, te habla Mario, que en Cristo Rey acompañaba con música el coro de las misas que celebras ahí. Pienso que la rebeldía a las injusticias es lo que siempre escuché y aprendí de vos. También me parece que el amor se demuestra en el compromiso, la solidez intelectual y la formación permanente, tal como se nota en tus intervenciones y trabajos en la U. Católica, el marzo paraguayo, y últimamente siempre apoyando las causas populares y la promoción de los más humildes y atribulados. No sé si la palabra desmadre se ajusta a nuestra situación política actual pero creo que los paraguayos más que nunca necesitamos un elemento unificador ante tanta divergencia y nuestra Madre Tupasy Ca'acupe creo que puede crear ese elemento. En el trabajo de cada uno y haciendo votos por la paz y la unidad entre todos más allá de la diversidad de pensamientos e ideologías, le envío un fuerte abrazo y saludos en Cristo Salvador y Señor.
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