viernes, 14 de diciembre de 2012

UN LETRERO DE LETRAS GRANDES



                 
Apareció fugazmente en la TV hace una semana en la misa de la Fiesta de Caacupe. Quizás por su contenido no se mostró más y no todos lo vieron.  Lo  cual no nos extraña por el cerco mediático a que estamos sometidos.

Cada letra estaba en  un papel grande y a cada una la sostenía una persona. Decía: “¿Qué pasó en Curuguaty?”.
 
Es la pregunta que todos los  días nos hacemos más y más ciudadanos. Desde el ministerio público no conocemos la acusación  y ya han  pasado seis meses. Curiosamente el ejecutivo ya  tiene clara  la condena y a lo contrario lo tacha de “solemne disparate”.

Pero, el Pueblo sigue acumulando interrogantes. En 1º de diciembre presentaba en uno de los  artículos trece  de ellas. Y, detrás de todas, cada vez toma más fuerza la presunción de que de  las 17 muertes en Curuguaty, exceptuando, dos que aparecen presumiblemente como ejecuciones extra judiciales, las otras (de campesinos y policías) fueron presumiblemente causadas por  armas automáticas manejadas por sicarios , aunque misteriosamente hayan desaparecido los casquillos y guarden silencio sobre  las balas encontradas en las auptosias.

¿Será posible tanta maldad de crear una masacre con 17 asesinados por el sólo objetivo de crear  una  acusación para el juicio político?. Es horrible y me cuesta trabajo creerlo, pero hacia ello me llevan las evidencias que se van encontrando.

¿Será posible que los autores morales  estén entre  algunos políticos que buscan el rekutu para con los fueros librarse de la condena?. Todos sabemos que pasados los años en un caso de trampa electoral (no sangriento),  un político se gloriaba  de haberlo cometido. Esto es peor, ¿es posible?.

Hoy se cumplen seis meses de las 17 muertes de Curuguaty. Si fueran inocentes los 12 presos por esta causa ¿bastará con dejarlos libres?. La Justicia exige más:  los verdaderos culpables a la cárcel.

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