El sábado 7 en la programación de Fe y Alegría, 1.300 AM,
tuve una entrevista muy clarificadora sobre la guerra de Siria con el
politicólogo Hugo Ruiz.
Hablamos de los cuatro parámetros
para ver lo difícil de impedir una invasión más por parte de los EE.UU.
Primer parámetro, de nuevo aparece
un pretexto de humanidad en el caso de Siria. “Es un régimen autoritario”.
También la hipocresía de quererlo solucionar desencadenando la muerte de
centenares de miles de personas en una llamada militarmente “operación quirúrgica”
que significa dos meses de ataque nocturnos con misiles para preparar la
llegada triunfante de los marines.
Con la agravante de que quien va a
dar la orden para tanto mal es un Premio
Nobel de la Paz
que se presenta como defensor de los
DD.HH.
Segundo parámetro, EE.UU. está inmerso
en una política expansiva mediante el uso
de la violencia en lugar de usar
la diplomacia.
Tercer parámetro, Obama por su cargo, no es sino un servidor de
las grandes corporaciones que gobiernan el mundo. El
objetivo es el dominio
territorial de las grandes reservas de energía, su control y comercialización
con sus aliados.
Discutimos y mi primera reacción
fue pesimista: “La invasión a Siria parece no tener remedio”.
Recibí esta respuesta: “Es
dificilísimo, pero no imposible”.
“Los EE.UU. están en expansión,
pero también en debilidad”.
La mayoría del pueblo
norteamericano ya no quiere más experiencias bélicas después de Viet Nam,
Agfanistan, Irak, Libia y ahora la
posible de Siria. La ONU
y los G-20 se le han opuesto. Mundialmente crece también la oposición.
¿Rusia, China y el Paraguay?
Rusia se opone y amenaza. China duda por sus
muchos lazos comerciales con los EE.UU.
¿Paraguay? En UNASUR se opone. Pero
su Canciller parece unirse a la postura a favor de la invasión a Siria que
tienen Panamá y Honduras, dos declarados satélites de Norteamérica.
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