martes, 7 de julio de 2015

EL PAPA NO VIENE A DARNOS RECETAS


Lo que  escribo es claro para todas las personas. Pero como existe entre nosotros una tendencia milagrera que pone el cambio en agentes foráneos y no en nuestras manos con la ayuda de Dios, voy a insistir en esto.
Repito lo que ya he dicho en otras ocasiones: El papa Francisco  viene como profeta.
Y un profeta es un hombre de Dios con algunas misiones bien concretas.
La primera es recordarnos qué sea lo que es la voluntad de Dios en nuestra estadía de los seres humanos en la Tierra. Para los creyentes es el cumplimiento del Reino de Dios. Para todos, creyentes o no, es que su humanidad sea respetada sin  ninguna merma.
La segunda  es consecuencia de la primera. Fijar los derechos humanos no cumplidos; buscar sus causas, consecuencias y soluciones e incentivar el compromiso  para lograrlo. Todo ello refiriéndose al presente pero teniendo en cuenta  el futuro, ya que  la vida humana es un proceso hacia su realización plena.
El Papa Francisco, impulsado por su Fe en Dios, viene a  conectarse con todos en el presente paraguayo y en el preferentemente con las personas que más sufren humanamente: indígenas, campesinos, bañadenses, enfermos, marginados…
Eso quiere decir que, aparte de las grandes concentraciones, su tiempo preferencial debiera de estar dedicado a un contacto grupal directo y muy intenso   con indígenas, campesinos, bañadenses, enfermos, marginados…
Lamentablemente pareciera esto no cumplirse en la agenda. Aunque tengo esperanzas de que el carisma de Francisco sabrá resolver todas las limitaciones impuestas.
Distingamos bien: el Papa Francisco no viene a resolver en concreto como con una receta ningún problema. Si viene con su  visión de presente y futuro, inspirado en Dios, a darnos el impulso necesario para que nosotros mismos los hagamos.
Él va a cumplir su misión de Profeta. A nosotros  nos toca estar cumplir la nuestra.


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