“Nosotros exportamos la pobreza a España
y recibimos capacidad. Nos está faltando gente preparada”.
Esto puede significar que el estado
sabiamente envía gente no preparada a España y allí nos las forman y reenvían y
ya preparadas ocupan puestos claves
de trabajo a su vuelta.
Con todo respeto, pero esta interpretación es falsa. El Estado paraguayo no se preocupa en
absoluto de los emigrantes. Estos huyen por sus
propios medios buscando un trabajo que aquí no tienen.
Y, en España no nos forman sino que a unos los devuelven al llegar y otros se quedan haciendo labores
que no quieren los españoles.
Por supuesto que muchos abren los ojos y
se concientizan. Por eso el
Estado paraguayo, que nunca se ha ocupado de
ellos, tiene miedo de sus votos en las elecciones y hace todo lo posible para
que no cumplan ese deber cívico. De alrededor de un millón o más en todo el
mundo, solamente 20.000 emigrantes pudieron votar de hecho.
Entonces, ¿qué quiso decir Cartes?
Si pretendió decir la verdad, algo por
este estilo diría.
“Nosotros somos una fábrica de pobres.
Ellos costean con su IVA una buena parte del
presupuesto, por eso no ponemos muchos impuestos que existen en otros países. Estos empobrecidos todavía no nos
molestan demasiado aunque tengan mal servicio médico y carezcan casi de
medicamentos. La educación es de baja calidad y eso de las universidades garaje
fue un gran invento para que se mantengan ocupados sin aprender demasiado. En
mis fábricas no hay sindicatos y tampoco en muchas. Si molestaran tengo poder para militarizar ese Departamento y frenarlos por
el miedo.
Inviertan en el Paraguay y usen y
abusen. El Pueblo, en estas condiciones que dije antes, aguanta todo”.
Las empresas piratas, que las hay y
muchas aplaudirán. Los empresarios serios, que también los hay, nunca
invertirán en el Paraguay.
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