El Papa Francisco en su carta dedica un gran espacio a
la descripción de la crisis ecológica.
Pero también fija su atención en sus causales.
“No nos servirá describir los síntomas, si no
reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la
vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta
dañarla”.
“La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que
el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada.
Somos los herederos de dos siglos de enormes
olas de cambio. Desde el motor a vapor, el ferrocarril, la electricidad
hasta la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías.
Es justo alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse
frente a las amplias posibilidades que abren estas constantes novedades,
porque la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad
humana donada por Dios”.
“Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la
biotecnología, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades nos
dan un tremendo poder, pero, también se lo dan a quienes tienen el poder
económico para utilizar un dominio impresionante sobre el conjunto de la
humanidad y del mundo entero”.
“Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí
misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera
el modo como lo está haciendo.
¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar
tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la
humanidad”.
El hecho es que «el hombre moderno no está preparado
para utilizar el poder con acierto» porque el inmenso crecimiento tecnológico
no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad,
valores, conciencia”.
Por eso es posible que hoy la humanidad no
advierta los desafíos que se presentan, y la posibilidad de que el hombre
utilice mal el poder crecer constantemente.
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