Me estoy refiriendo a las altas esferas en el que los
fallos de los dirigentes de la FIFA pertenecen al género de delitos
en manos de la Justicia. Recuerdo los chantajes, compras de partidos, compra de
sedes para competiciones mundiales o (para seguir con
delitos económicos) a la compra de campeones en la copa del
mundo. Y hablo de acuerdo a referencias que de estos delitos he estado leyendo
o viendo en la TV. Y, por supuesto, quedando todos estos actos
delincuenciales sin castigo porque tendrían que abarcar a demasiadas personas
importantes.
Pero, sobre todo y ahora, a la conducta de los
jugadores en competiciones, en una de las cuales ha habido partidos en los que
todo valía, como en la última Copa Sudamericana de Fútbol en Chile.
Hemos contemplado entradas violentas por delante y
desde atrás, patadas de todo tipo que pudieran haber causado fuertes
lesiones, empujones clavando el codo en la cara del contrario,
puñetazos e insultos, tocamientos para poner nervioso al contrario
etc…etc…
Añadamos dos cosas más.
Acosos al árbitro defendiendo una inocencia de ataque,
que minutos después era mostrada abiertamente y con toda su crudeza por
la televisión.
Simulaciones de golpes recibidos que ni
los mejores actores harían mejor. Repito: en estos casos la TV es la que
mejor muestra al instante lo que pasó en realidad. Recuerdo una reacción
simulada de dolor “terrorífica”, en la que un primer plano mostraba,
mientras aullaba y se retorcía, que con el ojo derecho abierto miraba
atentamente la reacción del árbitro para seguir la comedia “de dolor” o
reintegrarse al juego.
Lamentable todo esto que he descrito por varias
razones.
Porque estos hombres haciendo deporte nos creen tontos
a los espectadores que los vemos por el televisor.
Pero, sobre todo por el ejemplo de violentos,
mentirosos y mal educados que dan a la juventud que los contemplan.
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