¿Qué nos está pasando? Aguantamos y aguantamos. Y aplico esto
a toda la gama del 90% de la población paraguaya en una escala de sometimiento
creciente a medida que se acerca y
llega a la extrema pobreza.
Somos como ovejas
camino del matadero. Todos los días estamos en un régimen de sometimiento desde
las 5 de la mañana cuando desde Luque, Capiatá, Itaugua, Aregua, Ñemby o Limpio usamos el colectivo, muchos de
pie o colgados de las estriberas dos
horas , para llegar a
tiempo al trabajo.
Y hablando de
colectivos, ¿por qué esta subida del boleto a 3.400? ¿Por ser un coche nuevo,
cuando el estado ha dado de una vez a cada empresa 30.000 dólares para su
adquisición? Además los dueños son políticos, cuya fidelidad a Cartes ha sido
comprada con este regalo de plata del Estado.
Y lo que más me admira
es que la gente aguanta y aguanta. Y más todavía me admira que no haya una
persona, ni un grupito pequeño de “rebeldes” que públicamente se constituya en referentes de un
“Esto se acabó”.
Y todavía hay más.
Cuando hablo de alternancia para cesar
a los partidos tradicionales, no encuentro eco real. La alternancia, por
ejemplo en la Intendencia de Asunción, sería una victoria pequeña, pero sí un símbolo
de que somos capaces del cambio. Esta alternancia está ahora en manos de los
partidos y movimientos de izquierda y progresistas, y por discrepancias en sus cúpulas no acaban de unirse.
Añadan a esto todo lo de confuso e
injusto que tenemos en el actual Paraguay en los campos políticos, judicial,
económico y laboral y entonces vuelve la pregunta que nos hicimos frente a ese
precio de colectivo que recibe del gobierno 30.000 dólares y que cuesta 3.400 y
dicen que llegará a 5.000 para los colectivos vips.
¿Por qué, hasta ahora, aguantamos tanto?
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