Hoy hace siete meses
que se dio el golpe de estado parlamentario exprés.
En cierto sentido un
golpe de tipo maquiavélico muy bien
armado. Señal de que en su confección y realización intervinieron varias mentes
nacionales e internacionales. Muestra también
que el dinero que costó alguien
muy poderoso, persona o nación, lo pagó.
Este golpe
maquiavélico rompía la unidad , más o menos firme, entre el partido del Cambio
y el partido liberal. Debilitaba a la izquierda. Daba
gusto a la megalomanía de un Vice y
llenaba las arcas de su partido. En cuanto al principal protagonista, la ANR, con un bienhechor al que
le sobran los millones (nos preguntamos de dónde salieron) la vuelta al poder
estaba libre y financiada.
A PQ se le escapó la
ocasión de sincerarse ante el Pueblo y lograr su adhesión no votando el golpe.
Sin ser necesarios sus votos, votó también. Sus principios humanistas y cristianos exigían
otra conducta. Quizás tuvo miedo por la clase social a que pertenecen algunos de sus miembros. Tal vez una fuerza, interna
o externa, le pudo más que el sentido
común.
¿Y el Pueblo del
Cambio, en medio de este “circo” de aquel viernes como se le llamó, en qué
falló y qué experimentó?.
Falló en que su
esperanza de la mañana del 22 delante
del Congreso no estuvo bien fundamentada y se convirtió en una ilusión que el
viento se la llevó.
Pensándolo después de
siete meses, nunca el Pueblo debió de haber permitido este juicio amañado
y con sentencia dada antes de que
comenzara. Por supuesto, que tampoco las
autoridades elegidas por él. El caso del Presidente Chavez, destituido y preso , al que la presión popular volvió a poner en la presidencia, da mucho que pensar.
¿Qué sintió el Pueblo
aquel viernes 22 de junio?.
Ciertamente, mucho
dolor.
Algún día lo
demostrará.
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