Las manifestaciones que
últimamente han ocurrido en el Brasil
han despertado la admiración de muchas
personas de todos los países.
¿Cómo es posible que un Brasil que ha dado
tantos pasos hacia delante hasta colocarse como una de las grandes potencias
mundiales, que ha sacado de la pobreza con Lula a más de 30 millones de
personas, manifieste ahora este descontento tan grande dentro?.
El profesor universitario Boaventura de Souza Santos explica este contraste con su
teoría de las tres narrativas.
“La primera narrativa es la de la
exclusión social. Brasil es uno de los países del mundo con mayor desigualdad
interna”. Resulta que este gran país con la tenencia de inmensas tierras en pocas manos, su caciquismo, sus
élites racistas, todo vivido intensamente en la colonia “todo esto lo ha
reproducido en formas cambiantes hasta el presente”.
La segunda narrativa se refiere al
deseo creciente desde hace 25 años del Pueblo brasileño en participar en sus
necesidades más perentorias como salud, educación, transporte y en la confección de los
presupuestos.
La tercera narrativa data de diez
años por la política de inclusión del presidente Lula que llevó a menos
pobreza, conciencia de la discriminación
hacia los afrobrasileños y la formación
de una nueva clase media.
Estas manifestaciones, millonarias en los que participan, tienen
causas profundas: la conciencia de
participación ha crecido; muchos millones de brasileños, antes arrinconados y
empobrecidos, ahora han entrado con fuerza en la vida brasileña y exigen más derechos.
Como dice Boaventura de Souza
Santos, Brasil está pagando el precio del progreso conseguido.
Volvamos ahora al Paraguay.
También nosotros hemos tenido que pagar el precio de
haberse abierto en el 2.008, con el Gobierno de Lugo,
una puerta hacia un nuevo Paraguay y los
empobrecidos comenzaron a sentirse acogidos.
Pero, aquí al contrario del Brasil, resultó que existían y asustamos a los enriquecidos y estos dieron el golpe.
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