El pesimismo es siempre conservador.
Porque yo puedo ser pesimista si tengo
mi salario, tengo mi casa, tengo habitación. Entonces yo puedo ser hasta
nihilista y cínico, porque mi sustentación está asegurada.
Pero, ¿qué pasa con la gente que a
duras penas tiene comida para hoy y no sabe si la tendrá mañana?. Y el 35% del
Paraguay está en condiciones en las que su vida no está mínimamente garantizada.
Estas personas tiene que salir a la
calle cada día a luchar, rebuscando en las basuras, para asegurar su supervivencia
y la de su familia. Y porque lo necesita, se convierte en ciudadano activo.
Ellos por necesidad tienen esperanza.
Tienen que construir con esfuerzo desesperado ese día. Y a esto lo llamo “Optimismo
trágico”. Es decir un optimismo activo, que nace en medio de grandes dificultades.
Todavía le queda que se transforme
este activista de la vida en militante político activo. Para eso tiene que
conocer las causas de su dura vida y convencerse de que sólo organizándose y
uniéndose con otros, puede cambiar la suerte de su colectivo y de su país.
“Hoy las gentes se movilizan porque
tienen razones que son suyas y son, al mismo tiempo, colectivas. Por eso, estos
ciudadanos unidos exigen a los partidos políticos que sean
simplemente sus servidores.
Esto se logra mediante un largo
trabajo de concienciación. Pero existen
circunstancias, como el golpe de Estado
parlamentario express, que hemos sufrido,
en las que los ciudadanos adquirimos rápidamente esta conciencia.
Dice un refrán que “No hay mal que
por bien no venga”. El golpe de Estado parlamentario ha interrumpido la
Democracia que teníamos. Pero, de el puede nacer una mayor conciencia, una
sentido nuevo de Democracia que de participación a la ciudadanía, ya cansada de
las arbitrariedades delos partidos políticos y de su corrupción. En adelante
tendrán que ser de verdad nuestros servidores.
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