jueves, 19 de julio de 2012

EL DÍA QUE ROBARON AL PARAGUAY


Fue el viernes 22 de junio este  robo anunciado. Hacia las 16 horas el Senado iba a dar la sentencia del Juicio político  al Presidente Lugo. La condena no  dependía de la validez  de las acusaciones (por eso la hicieron solamente mostrando fotocopias de diarios) ni de la fuerza de la defensa a la que dieron  dos horas para expresarla. Dependía sólo de que hubiera dos tercios de la mayoría condenando. Y esta cifra ya estaba asegurada  desde  los días anteriores.

Alguien dijo (¡y se enojaron por eso¡) que aquello parecía   un “circo”. O con palabras más elegantes “una puesta de escena preparada”. Y todo se llevó a cabo como estaba prefijado. Hasta tuvieron tiempo para la jura del nuevo presidente que se presentó tarde, bien acicalado. Además de su cirugía facial  realizada hacía meses. 

Inclusive hubo fuegos artificiales añadidos para mayor emoción.  Se cayeron empujando algunas de las vallas y la Fope atacó a garrotazos y con gases a los que estaban en el suelo por el derrumbe. La muchedumbre retrocedió y  corrimos los más de setecientos  metros de la Plaza hasta refugiarnos detrás de la catedral. Luego, silencio. Se pusieron en pie  las vallas y el Pueblo  se colocó detrás,  muchos llorando de rabia e indignación. Dentro se estaba celebrando la ceremonia de investidura.

Demasiado  aguante tuvo el Pueblo que llenaba  la Plaza cerca del Congreso. Ilusionado esperó    que el final de esta tragedia, no griega sino paraguaya, fuera otro. Aguardó ilusionado el “Deus ex maquina” del final del teatro en la  Grecia antigua. Pero, esto no estaba escrito.

Y con  duelo en el corazón nos volvimos a casa. Nos juramos aquella noche que a esos diputados y senadores no los votaríamos más. Desde aquel día, cada vez que se abre un micrófono el Pueblo se acerca y habla. “¡Que se vayan todos los golpistas¡”.

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