Celebramos hoy el santo ara de Ignacio de Loyola, fundador d e la Compañía de Jesús. Y todos los años dedico el artículo de esta fiesta a su persona. Es como un acto de agradecimiento al que entregando su vida al servicio del Dios de Jesús inició un camino colectivo para servir a los demás. Y en este compromiso de vida tengo la alegría de vivir.
Este año deseo fijarme en una de sus enseñanzas: todo lo que se refiere el discernimiento de vida. O sea, al mejor modo de saber tomar esas decisiones difíciles que, muchas veces, toda persona tiene que enfrentarse en su caminar.
Y elijo este tema porque en el Paraguay, por motivos socio políticos, nos encontramos confundidos al desaparecer el contrato social por el que ordenábamos la vida. Buscamos el podernos situar en ella de un modo armónico y feliz y no al capricho delos que tienen el poder. Y este discernir, con sus muchas interrogantes, es la tarea principal que tenemos delante.
No tengo el espacio suficiente para explicar la riqueza de lo que dice Ignacio de Loyola en su reglas para discernir. Pero, sí para animar a que haciendo los Ejercicios Espirituales se acerquen a ellas.
Estos son tiempos difíciles y confusos. Y el saber vivir en ellos de acuerdos a los ideales que hemos elegidos es no solamente una fuente de paz y alegría, sino también de acertar.
Vivimos en una época, en la que sabemos de donde partimos, pero cuyo término ignoramos cual será. Y esto no dependerá de la suerte sino de lo que los seres humanos del siglo XXI elijamos ser y hacer.
Cambio de contrato social en el Paraguay con ruptura democrática y un horizonte que intenta retroceder a tiempos ya superados. Cómo vivir en estas circunstancias hay que saber discernirlo bien. Ignacio de Loyola es un gran maestro en esto.
martes, 31 de julio de 2012
DISCERNIMIENTO IGNACIANO
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