lunes, 2 de julio de 2012

NO TODOS ENTRAMOS DE LA MISMA MANERA


Todos estamos invitados a entrar en el Reino de Dios, pero no todos vamos a entrar   de la misma manera.

Esto significa que los primeros que entren serán los pobres. Y la razón es única: son los que más sufren,  son los  más discriminados y  los  que más carecen de lo esencial para vivir. Por eso son los privilegiados de Dios.

Y es urgente que los pobres dejen de ser pobres porque su pobreza rompe los deseos de un Dios que quiere que todo seamos felices.

El hacer todo esto  es la tarea principal de los seguidores de Jesús, y hablando con más amplitud  es la misión también de todos los que luchamos por un mundo más humano.

Por todo esto tenemos  la necesidad de examinar y cambiar la manera de hacer la política los políticos y  nosotros, como ciudadanos, el modo de participar en ella.

El cambio en los políticos tiene que ser total. Está tan desprestigiada esta clase social que habría que recrearla desde cero. Porque su fin ya no es servir al Pueblo como sus representantes, sino acaparar todas las riquezas posibles. La ética ha desaparecido en una gran mayoría de ellos. Su nivel profesional es más que bajo, salvo honrosas excepciones.

En cuanto a los ciudadanos la elección tiene que ser eligiendo al que más vale y no vendiendo su voto  y luego insistiendo con la participación para que sea  fiel a su juramento.

Si Dios ama a los pobres con preferencia, ¿cómo los no pobres podemos acceder a esta preferencia?.

La respuesta es sencilla, pero difícil.  Comprometámonos con los pobres y su causa, para que dejen de ser pobres. Entonces participaremos con ellos de la Primera Bienaventuranza.

Hay que disminuir ese abismo que existe entre unos pocos paraguayos super ricos y una mayoría que está dentro o cerca de la mayor pobreza.

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