martes, 31 de julio de 2012

DOLOR EN EL ANIVERSARIO DEL YKUA BOLAÑOS


El tiempo no se detiene y de nuevo estamos recordando una tragedia que enlutó a muchas familias y cuyo desarrollo ante la injusticia que padecemos indignó al Pueblo. Fue un primero de agosto que superó todo lo que nos podíamos imaginar que pudiera suceder en un supermercado.

Aquel día me tocó acudir de prisa para atender a las víctimas. Lo que contemplé  en la Tropicana ya no necesitaba ayuda  sino mucho dolor. Varios centenares de cuerpos yacían  en el suelo, en la actitud que les tomó la bocanada de aire con fuego. Poco a poco fueron llegando las autoridades y estuvimos en silencio. No había palabras para expresar lo que cada uno sentíamos por dentro. Mientras tanto fuera, psicólogos y personas de corazones valientes intentaban darles consuelo a los familiares. Dos situaciones bien difíciles y en las que por nada del mundo desearía verme de nuevo. Demasiado dolor, demasiada impotencia. No nos podíamos explicar cómo había sucedido toda aquella inmensa desgracia.

Y. luego,  los largos años en los que una  llamada justicia morosa, corrupta y mezquina hizo sufrir a todos los familiares de las 400 víctimas. Allí se puso de manifiesto la injusticia que padecemos y la inutilidad, por no decir malicia, de un sistema judicial obsoleto y corrompido.

Todavía hoy está el memorial improvisado con que los familiares  guardan el recuerdo de sus hijos,  padres y madres, esposos o esposas que entraron un día a comprar o a tomar un almuerzo y que ya no salieron más vivos. Allí vamos hoy a rezar como todos los años , pidiendo  consuelo y justicia a Dios.

Desde estas líneas deseo expresar  el sufrimiento  de millares de ciudadanos que durante estos años hemos sido testigos de tanto dolor. También de tanta injusticia al servicio siempre de los que tienen poder y plata.
Ojalá esto no ocurra más  en el Paraguay.

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