Ciertamente, se marcó un pico alto en la salud cuando con
Lugo se anunció que la atención pública y los medicamentos iban a ser
gratuitos. Quienes estamos relacionados con
personas de los dos millones y medio de pobres que viven entre nosotros,
vimos la alegría que estos tuvieron.
Antes habíamos
experimentado ya en algunos barrios y bañados la APS (atención primaria
de la salud). Se fijaron los puestos de
salud. De donde enfermeras y médicos salían a visitar a en sus casas a todos y que permitió
hacer el mapa de las enfermedades del
barrio y localizar a los encamados, a los que había que seguir visitando en sus
domicilios.
El plan que comenzó a funcionar era enviar luego a los que
necesitaban especialistas a algunas clínicas especiales. De allí, los que tenían luego que ser operados iban a
los grandes hospitales regionales o nacionales. Un plan muy bueno, repito, para
los empobrecidos que nunca habían sido tratados tan bien.
Bastantes médicos y
funcionarios públicos del Ministerio de Salud por consignas partidarias hicieron todo lo posible para que
este hermoso plan fracasara. Y comenzaron a conseguirlo.
Lo mismo ocurrió en el Congreso, que cortó
plata para medicinas. Luego, vino el golpe del 22 de junio del 2012.
Ya han pasado casi un año. ¿Cómo está actualmente
la salud pública de ese 35% de la población que está en la pobreza o pobreza
extrema?
Se acabaron los
planes de llevar la APT
a zonas muy abandonadas del interior.
Hay una falta generalizada de medicinas en los centros
de salud y hospitales, que, por
cierto, dejaron de ser gratuitas. Volvimos
al método de recomendaciones de
los correligionarios, que son atendidos antes.
Casi un año de
gobierno de Federico
Franco causó
muchos perjuicios en la salud
en las zonas carenciadas.
¿Qué nos deparará el
próximo gobierno del Presidente Cartes?
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