Hago una breve evaluación de cómo fue la Educación cuando ha
transcurrido un año desde el golpe parlamentario.
Por supuesto hubo cosas
que se continuaron haciendo: continuar la provisión de útiles
escolares; las meriendas escolares,
aunque en el interior gobernaciones no las
dieron oportunamente; el Programa de
Iniciación Profesional Agropecuaria
y el Programa de Escuelas
saludables: se repartieron 30.000 computadoras a docentes y motocicletas a supervisores.
Cosas que comenzaron y no se completaron: se inició la entrega de computadoras a cada niño pero, por falta
de plan pedagógico, se interrumpió; se comenzó la reestructuración del
Viceministerio de Educación Superior, que se interrumpió.
Cosas que se
hicieron mal: Concursos de docentes, directores y supervisores; aumento de
nombramientos provisorios con miras a la
campaña electoral.
Cosas que se venían haciendo y que se dejaron de
hacer: el plan 2024 y las Metas
Iberoamericanas, hubieron algunas
Escuelas Abiertas en vacaciones, pero sin voluntarios; se dejó la Formación de Centros de
Estudiantes en la Educación Media para 300 centros educativos con 11.000
alumnos; se dejaron de apoyar los Equipos de Gestión Escolar, que aunaba los
esfuerzos de docentes, padres y alumnos y
las Asociaciones de Padres Federadas (FEDAPY); se restringieron los fondos para apoyar al Plan Nacional de la Juventud, la Formación Continua
de Docentes y la Capacitación de
Docentes para la
Alfabetización; hubo un
estancamiento de la Televisión
Educativa y del Programa Escuela Viva
Cosas previstas que ni se comenzaron: uso de los Fondos del
FONACIDE como recursos adicionales para la Educación.
Si nos fijamos bien faltó este año del golpe parlamentario
un impulso vivo a la
Educación. Se hizo parte de lo de siempre, se comenzó alguna
cosa llamativa (como una computadora para cada niño) que no se continuó, se
interrumpieron programas que tenían futuro.
Conclusión: es necesaria por la ciudadanía un
mayor seguimiento a la
Educación en el próximo gobierno de Cartes.
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