No todos Uds. tienen la culpa de esta deuda ni mucho menos.
Pero, Uds.
van a formar parte de una institución que, para parte de la ciudadanía, carece de
credibilidad.
Por eso, la
institución parlamentaria (ojala
renovada con los nuevos) tiene una deuda que pagar a la ciudadanía.
Los dos millones
quinientos mil pobres del Paraguay no
comprenden que sus representantes no los hayan representado, echando al primer
gobierno que comenzó un poco a ayudarles.
Por miedo a los amos
del Paraguay, el parlamento anterior (salvo cuatro excepciones) anuló ilegítimamente el voto que legalmente
el Pueblo dio.
Los pobres pasan
hambre. Una dieta sana, me decían hace poco, que cuesta al día por persona
31.000 guaraníes. Conozco a muchas
familias que apenas reúnen 10.000 guaraníes diarios para alimentar a los ocho de sus miembros.
Después del golpe,
cada día más, millones de personas carecen de medicinas y atención médica y vivienda digna y no
reciben educación de calidad.
Ojala nuestra
esperanza se cumpla. Parlamento
nuevo, cuenta nueva. Salden la deuda.
Un detalle: supriman
los pines de oro y demás regalos que van
a recibir. Nada bueno ya hicieron y la
historia pasada del parlamento deja
mucho que desear. Y digan públicamente que
esos centenares de miles de millones que se van a gastar, los van a dar
para los niños desnutridos del Paraguay.
Y cuando juren, digan
ante Dios y ante la Patria,
que van a servir al Pueblo y que no van a aceptar esas coimas que triplican o
más los casi cuarenta millones que van
Uds. a recibir como salario y gasto
mensual.
Y perdonen esas dos
palabras dirigidas muchas veces antes con enojo a diputados y senadores. Pero
en el anterior parlamento, salvo honrosas excepciones, fueron verdad. Esperamos que todo
esto desaparezca en Uds. y les exigimos que
nos representen de verdad.
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