Elijo esta frase de un presidente
paraguayo porque se refiere al tema que
voy a tratar y refleja lo que pensaban
sobre el.
Al acabar las obras en Itaipú los trabajadores que la hicieron,
paraguayos y brasileños, volvieron a sus valles.
La mayoría habían trabajado en la
usina hidroeléctrica más grande del mundo con empresas tercerizadas. Los
trabajadores brasileños,
organizados en sindicatos, cobraron todo
lo que ordenaba su ley laboral para
estos casos.
Los trabajadores paraguayos, sin
sindicatos en la dictadura, comenzaban
entonces a tenerlos. Eso significó despidos de los sindicalistas y hasta dos
muertes en las manifestaciones por
querer alcanzar la liquidación de fin de obra, que ya habían logrado sus compañeros brasileños.
En este ambiente uno de nuestros
presidentes de la Nación pronunció la frase
del título.
Han pasado los años y todo sigue
igual.
Algunos de los trabajadores de Itaipú ya
murieron y otros, enfermos, están
encamados. Los que quedan han venido a la capital a defender sus derechos. Desesperados algunos
se han crucificado en CDE y en Asunción.
Todo esto da mucho que pensar.
¿Por qué Itaipú paraguaya no vigiló
a las empresas tercerizadas paraguayas para que cumplieran las leyes laborales con los paraguayos como hicieron los brasileños con las empresas
brasileñas? Nuestros “barones de Itaipú”
solamente se dedicaron a juntar inmensas
fortunas.
¿Por qué ese desprecio y
discriminación de algunos
Presidentes paraguayos hacia
nuestros obreros? Esto me preocupa. Está
mostrando al más alto nivel la brecha social y económica existente entre ese 2%
privilegiado de los “amos” del Paraguay y el resto de la población. Desprecio y
discriminación que hacia los dos millones y medio de pobres ya se hace
intolerable.
Este tema de la liquidación
por fin de trabajo ocurrido en el Itaipú
paraguayo, al destaparlo un poco, muestra una vez más que la corrupción nos
viene desde arriba para abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario