El P. Meliá ha repetido muchas veces que lo que le sucede ahora a los
indígenas, un día ocurrirá a todo el Paraguay.
A los indígenas, dueños primeros de esta tierra paraguaya, a lo largo de
los siglos se la quitaron y arrinconados, se vieron obligados a mendigar a
Asunción. La Constitución
dice sobre ellos todo lo contrario. Pero la
in-Justicia tiene más fuerza.
A los campesinos, para quienes la tierra es como el agua para el pez,
les obligaron a dejarla por falta de mercado o porque los sojeros los
fumigaban como a vegetales. Cansados, vendieron las tierras a sus victimarios y abandonan su
valle.
Pero, cuando protestan llega una Marina Kue, donde sicarios de los
sojeros o policías a sus órdenes los asesinan o atemorizan con la cárcel.
Al Paraguay lo empequeñecieran
en el siglo XIX. Desde entonces han venido muchos extranjeros a comprar
nuestra tierra. En el XXI, con el gobierno Cartes, se teme la privatización de
nuestra energía eléctrica. Israel se acerca para llevarse nuestra agua. EE.UU.
ya tiene en el Chaco Compañías haciendo perforaciones.
Y nos preguntamos, ¿por qué todo esto,
a nivel de los indígenas, a nivel de los campesinos, a nivel de las
riquezas del Paraguay?.
El denunciarlo no es por mala onda ni por pesimismo ni por el gusto de
ser profeta de calamidades.
Cuando el P. Meliá lo dice, partiendo
de los indígenas, lo hace
apoyándose en las fuerzas que actúan entre nosotros.
Una clase rica que cree es la única que va en la canoa del Paraguay, olvidándose
que la canoa está llena de
muchísimos empobrecidos. Y unas autoridades, que pertenecen a esa clase o son sus más adictos servidores.
Pongamos todas las excepciones que quieran. Pero, por aquí está la
causa de nuestros males. Y, no lo olviden: cuando protestemos habrá otros Marina
Kue.
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