Lo titulo coloquio
porque estamos juntos al comienzo de un largo camino de cinco años.
Cuando ni hemos disentido, ni la travesía nos deja ya cansados, cuando
podemos hablar como seres humanos que
navegamos en una misma canoa, que se
llama Paraguay.
Le añado lo de
incompleto al coloquio, porque todo coloquio es
entre dos
personas. Aquí digo algunas ideas y
espero que lleguen a su destino.
Y, comenzamos.
Antes quiero
descomponer un equívoco en el que caen desde hace muchos años los que llegan al
poder. Para sentirse más seguros dicen que el poder les viene de Dios. Eso lo decían los antiguos reyes. Y se lo creían.
Los Presidentes
modernos no dicen tanto, pero se acuerdan de Dios y le dan las gracias por
haberlos hecho Presidente.
Propiamente no tiene
sentido que lo digan como un privilegio que recibieran. A los Presidentes los hizo el Pueblo que los
eligió.
Supongo que Dios ve
todo esto y murmura: “Otro que se mete en esta aventura”.
Y sonreirá, como
enviándole una seña: “Esmérate tú a
cumplir tu tarea. Recuerda que, como a todos los seres humanos, y sin
privilegios por el cargo, yo te
ayudaré”.
Señor Presidente
electo, si Ud. tiene Fe no deje nunca esta ayuda que le ofrecen gratuita desde
arriba. La va a necesitar.
Ud. es humano como todos. Somos limitados y
ambiciosos y podemos fallar. Desde los emperadores romanos, había alguien que le recordaba al poderoso:”Acuérdate
que eres humano, no eres un dios”. Algunos se olvidaron e hicieron sufrir a muchos.
Hace ya muchos años, la Conferencia Episcopal
de los Obispos de Francia escribieron un Documento diciendo que la política era una de las tareas más nobles que
podemos tener. Noble significa de mucha responsabilidad ante la sociedad. Gran tarea le espera.
Deseamos que la realice pero que muy bien.
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