En medio de la
militarización del país, cuando los alimentos suben, y los salarios no mejoran, cuando aumenta el número de los que
ganan diariamente poco o nada, cuando la
desesperación hace crecer la
delincuencia y las drogas, cuando los
que más ganan, sojeros y ganaderos, se niegan a pagar más impuestos, hago
oración una y otra vez y estoy como obligado a hablarles y escribir
sobre el Reino de Dios.
Jesús, presente hoy
en el Paraguay
y en estas circunstancias, diría públicamente: “El Reino de Dios está presente
en medio de nosotros, unámonos a el porque es una buena noticia”.
El Reino es la
voluntad de Dios que nos creó en la
tierra para que fuéramos felices aquí y ahora, como un preludio del cielo.
Al mismo tiempo nos
dio la dignidad de ser libres. Y la libertad, por su misma esencia, bien empleada nos da dicha. Pero mal empleada nos esclaviza y
destroza.
La voluntad de Dios
es que no nos durmamos en este “valle de lagrimas” en que por ambición de poder y de plata, muchos, han
convertido al mundo moderno y concretamente al Paraguay.
La buena noticia es que este deseo de Dios de que seamos
felices está ya actuante en medio de nosotros, está luchando en el corazón de
muchos conciudadanos, y Dios nos invita que nos unamos a ellos, comenzando por
los empobrecidos que son los que más
pronto se van a dar cuenta de esta buena noticia e invitación.
Los políticos nos hacen promesas, pero no les creamos
demasiado. Sirven a sus propios intereses.
La mejora de nuestras
vidas, el Reino de Dios que expresa felicidad y ya existe, va a crecer de abajo
para arriba.
Y la Fe cristiana se vive con el compromiso en este Reino de Dios. Esta
fue la Palabra
y la Vida
de Jesús.
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