viernes, 10 de octubre de 2014

¿INTERESA UN INTENDENTE DEL PUEBLO?


Llamo Pueblo en este artículo a esos casi dos millones de ciudadanos que están en la miseria o dentro de la pobreza y  a los  otros dos que sin ser pobres están cerca de serlo, porque diariamente  van cayendo en esa escala social. Apenas llegan al salario mínimo, carecen de IPS y jubilación. Desocupados, trabajadores de changas, en la economía sumergida, explotados con más de ocho horas diarias y sin salario mínimo. En números: más de la mitad del Paraguay.
La primera pregunta es “¿Interesaría a ellos tener en su  localidad un Intendente con sentido social y equidad?”. La respuesta es notoria.
La segunda, “¿Cómo llegar a tener ese intendente que verdaderamente los representara?”.
Y, aquí  la respuesta es fácil darla, pero casi imposible de realizar. “Uniéndonos todos los que tenemos sentido social y queremos un Paraguay equitativo”.
Pero, ¿somos capaces de unirnos todos los que padecen esa necesidad y los que no teniéndolas decimos que estamos con ellos?
Pongamos el ejemplo de Asunción. Tenemos un intendente que en el caso concreto de los bañadenses no ha sabido ponerse a  nuestro lado y del lado de todos  los que quieren como nosotros: mejorar la calidad de vida de abajo hacia arriba.
Frente a un hecho semejante, ¿no seremos capaces de unirnos en una sola candidatura, que impulse lo  principal: mejorar la calidad de vida  desde abajo hacia arriba?
Hasta hoy la respuesta es no y da risa, pena o ira. Todos los grupos y partidos desde su pequeñez mutuamente se excluirán y con tantas exclusiones,  no habrá unidad para designar un candidato del Pueblo.
Deberíamos aprender de la asamblea guaraní, como nos cuenta el P. Meliá. “Se unifican los modos de ver y de sentir unos con otros y se llega al consenso. Pero, con ello nadie entrega definitivamente su libertad a nadie. El consenso se hace históricamente cada día y dura para cada ocasión”.

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