jueves, 2 de octubre de 2014

NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS

                   

Me lo dijo de broma un taxista y con el tema estuvimos hablando todo el viaje.
¿Cien años? “Como pocos llegan a esos años, pocos  sabrán si se acabarán algunos de los males que tenemos”.
Pero que estos males existen. Existen.
“Y, lo malo es que los vivimos desamparados”.
Huyo de la inseguridad y voy en  busca de un policía y… no la encuentro. Puede ser que halle un polibandi que me roba. Y en los casos mejores nada resuelve. Nadie lo preparó para ello.
El fiscal tiene dos misiones. Una, es defender investigando la verdad del hecho. Otra, investigar para probar la culpabilidad.   ningún fiscal tiene esa policía judicial preparada, la que sale en las serie de la TV, que de una huella encuentra al asesino. ¿Entonces? “Asociación ilícita para delinquir” o si es benévolo “Alteración del orden público”. Si es pobre a Tacumbú. Si es rico, prisión domiciliaria.
En cuanto a  los jueces, lo mismo o peor. Gana el que más paga o tiene influencias políticas u ocultas.
La Justicia ¿nos ampara? Por favor no se lo crea. Porque, como dice esa canción, ¿la justicia dónde está?
Por Dios, ¡en qué desprotección vivimos!
Pero, con aquel taxista riéndonos repetíamos como tontos “No hay mal que dure cien años”.
¿Vale la  pena llegar a los cien arrugadito y ocupando todo el  día un sillón, bien abrigado, para ver si el mal dura más de cien años?
Hay partidos nefatos que  han  cumplido doscientos años. La soja con el glifosato sigue adelante. Los dictadores y autoritativos no se ponen límite a sus años de poder…
Bueno, el viaje se acabó y el taxista me hizo  la rebaja de los guaraníes sobrantes.
Lo de los cien años de espera para saberlo, al final, no nos importó mucho. Pero, nos despedimos preocupados por lo desprotegidos que estamos.

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