viernes, 24 de octubre de 2014

Y, ¿QUÉ ES LO PRINCIPAL?


Los judíos del tiempo de  Jesús andaban perdidos entre los 620 mandamiento, grandes, pequeños, importantes o secundarios, que tenían que cumplir para ser observantes.
Nosotros estamos todavía peor. No con centenares de  mandados sino  con muchos millares de cosas  y personas atractivas, que todos  los días aparecen ante nosotros intentando  que  las poseamos.
El desconcierto moderno es  asombroso ante esta inmensa cantidad de posibilidades que dicen darnos  la felicidad.
Por eso, la  pregunta de  aquel día  de los judíos a Jesús es todavía ahora más necesaria de respuesta. “Y, ¿qué es lo principal?
Por supuesto que ya algunos se la han respondido según sus  deseos. Para unos es la droga o el sexo, para muchísimos es la plata. Para más todavía, el consumismo.
La respuesta ha dependido de la filosofía que cada uno tenga ante la vida.
Para los  creyentes cristianos esta actitud se apoya en una verdad muy profunda y, al mismo tiempo, muy clara: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y el primero. El segundo es semejante a él: amarás a tu prójimo como a ti  mismo” (Jesús en Mateo 22,38).
Y, ¿por qué es el amor el que da sentido y fuerza a toda la vida?
Porque Dios, el punto central del creyente, “es amor”. “Dios consiste en amar. Dios  no sabe, no quiere y  no puede hacer otra  cosa que amar. Y como consecuencia de esto, la única actitud verdaderamente humana ante cualquier persona que nos encontremos en la vida, es amarla” (Pagola).
Y todo esto tiene una gran repercusión en la vida personal, social y aun política.
Ser cristiano no es sentirse bien o mal, sino amar a los que viven mal, pensar en los que sufren y reaccionar ante su impotencia. Y con todo esto mostramos que amamos a Dios.

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