viernes, 15 de noviembre de 2013

LOS ENEMIGOS NO SON LOS POBRES



 
Otro tema que nos cansamos de repetirlo, cuando en realidad poco lo hemos internalizado. Un tema, que bien entendido, nos convertiría a todos en “indignados”.

La media de  pobres del paraguay es del 35%  de la población. Pero, en el campesinado llega al 45%. En números redondos, casi dos millones quinientos mil pobladores. Un poco más de un tercio de la población. Hago notar que un otro tercio está muy cercano a este y va haciendo crecer su número, que aumenta continuamente.

Los pobres viven en condiciones  que debieran ya de pertenecer a un pasado lejano.  Vivienda digna de tal nombre, no existe. Una parte solamente  consume agua potable; el resto vive de riachuelos y tajamares.

 Laboralmente, en este sector de la pobreza, no hay trabajo estable con seguro social y jubilación. Cuatro notas que, al faltar, crea un estado económico bajísimo. Prácticamente viven al día y sometidos a todas las variaciones del clima.

Psicológicamente la pobreza es una maldición que destroza. Los marginaliza. Y los hace sujeto de discriminación. Lamentablemente la educación   no los prepara para vivir el presente ni les abre horizontes para el futuro.

Físicamente impide el desarrollo del cerebro por la  desnutrición y hasta el  hambre.

También la pobreza es mala consejera. Ante la imposibilidad de salir de ella, viene la huida, la evasión, el olvidarla mediante la droga, el sexo sin  sentido y, en ocasiones, la delincuencia.

He presentado con todo respeto algunas notas del mal de la pobreza. Que viven dos millones quinientos mil compatriotas.

Ahora hablemos de los que más queremos que sean los pobres.  Estos son personas privadas injustamente de los bienes esenciales para vivir. Por eso estamos a su lado. Por una cuestión de justicia, solidaridad y de amor.

La pobreza es la enfermedad y  el pobre es el hermano que la soporta. No los confundamos.

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