Pareciera que se empeñan, desde fuera o desde dentro en vivir en un Paraguay que no
queremos. Un Paraguay que sea un modelo
fuerte del capitalismo en la
región. Como una cuña forzada entre los países que nos
rodean: Argentina, Brasil y Bolivia.
¿Por qué este empeño?
Primero, porque según ellos es
fácil hacerlo. Somos un país de poca población en un extenso territorio. Saben
de nuestro aguante y se quieren aprovechar de nuestra pobreza y por lo
tanto de la mano de obra barata de un
Pueblo carente de trabajo y con dos millones y medio de empobrecidos. Además ya
estamos sometidos a un 2% de la población que tienen
todo el poder y casi toda la riqueza.
Segundo, porque geopolíticamente
somos un país privilegiado, “el corazón de América”, para influir política y militarmente en el Cono Sur.
Tercero, porque tenemos una
naturaleza privilegiada en cosas que hoy faltan: energía, tierra, agua, alimentos, y lo más probable petróleo.
Aunque esto es un secreto que celosamente se lo guardan EE.UU. y los poderosos
del Paraguay. El Pueblo lo sospecha, pero no se lo dicen. Añadan que el 60% de
la población es menor de 30 años. Somos un Pueblo joven y rico en naturaleza,
al que creen fácil de dominar y manipular.
Tal vez haya sido un poco fuerte en la
expresión, pero es necesario que nos duela para reaccionar, porque todo esto es ya una realidad.
El modelo neoliberal, en decadencia
en todo el mundo por la crisis de los
países ricos, va a ser reflotado en el Paraguay como un modelo a
imitar para los países pobres del Tercer Mundo.
Así
quieren conquistar al Tercer Mundo y, al mismo tiempo favorecer al
Primero, porque le daremos materias primas y mano de obra barata, que les
ayudaran a ellos para salir de la crisis.
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