Frei Betto es un
religioso dominico brasileño. Cuando estudiante en el seminario fue preso por la Dictadura militar de
Castelo Branco y torturado durante varios años con otros compañeros suyos
religiosos. Muy humano y muy seguidor de Jesús y muy comprometido con los
pobres del Brasil. Hoy deseo editar uno
de sus escritos.
“Ser de izquierda,
desde que esa clasificación surgió en la Revolución Francesa,
es optar por los pobres, indignarse ante toda clase de injusticia”.
Pero, no es lo mismo
ser de izquierda que ser izquierdista.
Esto último, lo
explica bien Frei Betto. “Ser izquierdista, patología diagnosticada por Lenin como “enfermedad
infantil del comunismo” es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte de el”.
El izquierdista es un
fundamentalista en su propia causa. Se
llena la boca con dogmas y venera a un líder. Si el líder estornuda, él
aplaude. Si llora, el se entristece. Si
el líder cambia de opinión, él rápidamente
trata de demostrar lo mismo en la
actual correlación de fuerzas.
Atento a lo que
dice Frei Betto: “El izquierdista se
acerca a los pobres, no porque le preocupe
su situación, sino con el único propósito de acumular votos. Pasadas las
elecciones se olvida y hasta las elecciones siguientes”.
Más todavía: “Buen
salario, funciones de jefe. Regalías. He aquí los ingredientes capaces de
embriagar a un izquierdista, en rumbo a una derecha par actuar como tal, pero
sin asumirla.”
Con su conducta
renunció a algo muy valioso: ser un
ciudadano común, que optó por los pobres, luchando sinceramente contra toda
forma de injusticia. Con ello el de
izquierda se gana siempre una credibilidad reconocida por compañeros y adversarios.
Sin embargo ser de
izquierda significa comprometerse durante toda la vida con los pobres.
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