Una vez más ha muerto
un servidor público y siguen los heridos. ¿Hasta cuando nos vamos a matar los
paraguayos unos a otros? Accidentes, asaltos, asesinatos pasionales, peleas de
borrachos con consecuencias mortales. Y sobre todo asesinatos de campesinos y de servidores públicos, que quedan en el
misterio.
“Es el EPP”, nos dicen. Pero, ¿no es también una casualidad
que se repite que cuando se avecina alguna manifestación grande o compromiso
político difícil, el lunes 28 habrá uno de ellos y de mayor magnitud y
extensión en todo el país, hay muertes
que se achacan a un causal que pareciera
acude puntualmente para distraer la atención.
Y no estoy negando
cual sea la causa verdadera de la última
muerte.
Solamente digo que
estamos ya cansados como Pueblo de estas
muertes de hermanos nuestros (campesinos y policías) y de la puntualidad que
aparecen como elementos distractivos.
Queremos que de una
vez por todas desaparezcan estos
asesinatos y que se atrape y juzgue a los verdaderos culpables, sea el EPP, sicarios y narcos, o la corrupción empotrada
en las fuerzas públicas.
Nuestro Pueblo exige
un tiempo de paz para, con capacidad de discernir, elegir el camino que
queremos, sacando de delante los impedimentos que nos están impidiendo el
Cambio.
Quiero aprovechar
esta ocasión para defender a los campesinos de los males que le están cayendo
encima, además de las falta de políticas públicas para solucionar su difícil situación.
Por el miedo infundido
contra ellos no se soluciona una
situación que tiene sus raíces en la pobreza e injusticia. Exigimos una mayor y
mejor actuación de la policía, militares, fiscales y jueces. Por su falta de respeto a los derechos humanos con los campesinos,
nuestros hermanos paraguayos, la ciudadanía ya no confía en ellos. El hambre no
se cura con atropello o enviando a
inocentes a la cárcel, sino con fábricas, mercados y Reforma Agraria.
¡¡¡Vencer y vivir!!!
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