En el año 1999, poco
después del marzo paraguayo, recuerdo
una entrevista con el Presidente del Touring Club del Paraguay. Sobre el modo
de causar el menor daño posible en la población y caminos por el Rally
del Chaco.
Comencé con los caminos,
ya en malas condiciones antes de la carrera y que peden destrozarse no sólo por
ella, sino también por los miles de vehículos de las personas que la acompañan.
Insistí en
depredación y muerte de animales por quienes van al Chaco armados de escopetas
para cazar inmunemente.
Pero, sobre todo,
protesté por el desenfreno moral y ético de quienes se prostituyen con jovencitas
indígenas. Otro objetivo de bastantes de los que acompañan este acontecimiento
deportivo.
Los canales de TV nos
mostraron el día 30 en qué consistía
todo esto. Verdaderas orgías en total embrutecimiento por el alcohol.
Pregunto, ¿no existen
ordenanzas municipales donde se prohíben los excesos en bebidas y sexo en público? ¿No es el Chaco un lugar que
también hay que respetarlo? Lamento que algunos de los canales de TV se
dedicaran a hacerle propaganda a tantos desmanes.
Exhiben una pobreza económica, que queremos
que desaparezca. Pero insisten aun más en la pobreza moral, que debiera reducir
su exhibición a lugares donde no hiciera daño a nuestra juventud.
Degradación que tiene
lugar por la debilidad complaciente de unas autoridades que dicen nos
representan, cosa que no cumplen
Una mayoría de
ciudadanos exigimos que el Ministerio del Interior nos explique esta
permisividad de actos de desenfreno en el desarrollo del Rally del
Chaco y de su exhibición en los canales de TV.
Pareciera que confunde
libertad con libertinaje.
Añado un dato más
triste: en departamentos donde la pobreza aumenta por las sequías o
inundaciones, donde falta el agua para
beber, el Rally representa una
exhibición de riqueza que podría emplearse en mejor causa.
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