Nuestra educación tiene muchos mitos y bastantes falencias.
Una de estas es el bajo nivel que tenemos en el Paraguay, sobre todo en la enseñanza pública.
Esto ha ocurrido en muchas naciones del extranjero, pero cuando un gobierno se
decidió, el resultado fue que los
colegios y escuelas nacionales fueron la vanguardia y los mejores de ese país.
Esto es lo primero que pedimos al nuevo presidente.
Pero, cuidado con pensar
que la educación consiste sólo en dar contenidos. Por supuesto que estos
son necesarios y de calidad y los necesarios
para cada país en estos tiempos
modernos.
Sin embargo, contenidos en personas carentes de
personalidad y de formación humana y de capacidad social, son como agua vertida
en recipientes rotos. Se derramará la mayoría.
Además esta educación debe de estar en contacto constante
con la realidad que nos rodea en el Paraguay. Ni queremos planes de estudios
hechos en el extranjero ni colegios y
universidades que aíslen a los alumnos del día a día nacional.
¿La educación sola erradica la pobreza? La respuesta de un
gran educador fue negativa. La educación formal de las escuelas, colegios y
universidades necesita ir acompañada de
toda una política pública, adecuada para erradicar la pobreza.
¿La pobreza influye en la educación? Tremendamente. Por la
falta de sentido social de nuestros gobiernos, la clase pobre tiene los peores
profesores (salvo excepciones) y
escuelas que se caen.
En naciones como Brasil, India, Chile etc... Se enviaron
muchos de los mejores alumnos a formarse universitariamente al extranjero. Son
los que, al volver, dieron vida nueva las instituciones.
Paraguay ha enviado pocos y eran… inútiles correligionarios.
Otra forma de hacer daño al Paraguay.
Sr. Presidente, la educación, con la salud, son las dos
columnas que enriquecen al maravilloso Pueblo que tenemos. Y en las
dos, el último año ha sido un año
perdido.
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