Había tres
posibilidades: enviar solamente militares, o militares y además varias fábricas,
o solamente estas últimas. Y se equivocaron.
Los militares, si
triunfan, lo más que van a conseguir es hacer desaparecer al EPP. Pero, no van
a quitar las causas que pudieran haber creado ese problema.
Pero, ¿fábricas de
qué?
Es necesario haber
estudiado lo que agrícolamente produce el Norte de Concepción, y poner ya cinco
fábricas para comenzar a darles a estas cosechas un valor agregado.
Y fábricas significa
centenares de obreros (directa e
indirectamente) trabajando en ellas.
Asegurada la compra
de las cosechas, más campesinos sembrarían más esos productos y haría falta darles
más extensión de terreno y, al mismo tiempo, la necesidad de abrir mercados en el Paraguay y en el extranjero.
Y se sembrarían productos nuevos en la zona y se necesitarían otras fábricas
para darles valor agregado. Y más nacería una espiral de riqueza.
Y, por supuesto, se harían las rutas necesarias. Y recuerden
que esto da trabajo, inclusive, para los que no tienen capacitación ninguna.
Y el fruto serían miles y miles de
campesinos los que saldrían de ser
pobres. Inclusive, atraerían a sus familiares que marcharon a la ciudad y
volverían.
También, sería un
modelo para ser imitado en otras zonas del País.
Y en esas
circunstancias de desarrollo a nadie se le ocurriría formar una guerrilla.
Sencillamente porque no haría falta.
Pero se equivocaron. Enviaron
militares y no fábricas. Seguimos atacando las consecuencias y no las causas.
Todo lo escrito es solamente un pobre sueño, tenido con mucho
amor y un poco de imaginación.
Pero, ¿es que no
existen en el Paraguay técnicos y profesionales
que, con amor a la
Patria y creatividad,
pudieran realizar científicamente todo lo escrito?.
Y, si no los hubiera,
que ocasión más buena para venderle idea
a las universidades que formarían los profesionales necesarios entre los mismos
bachilleres campesinos.
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